Hay amores
inolvidables y odios incorregibles, en ocasiones recuerdo los besos que no he
dado y la forma en que he ignorado a la magna felicidad.
Mientras viajo,
miro en la ventana atreves de mis lentes oscuros que hacer del paisaje un
desierto magenta. Cierro un ojo y juego
a ser Gulliver, con mas tamaño en mis dedos acaricio las nubes y un lindo becerro,
ahora los arboles son del tamaño de mi meñique y pienso de nuevo, “como me
encanta viajar”; tomar un asiento en un bus lleno de extraños, ver una película
extranjera y pensarlo dos veces antes de ir al baño. Miro el camino desde una
sola perspectiva y construyo formas en el cielo, abro la ventana debido al
calor porque hoy me toco un día soleado, ya fue mucho viento y mi cabello
perdió su forma mientras vagamente intentaba ser libre de mi cabeza pensativa,
cierro la ventana debido al viento que en este punto me corta la respiración,
duermo un poco pero despierto por intervalos, mi mente reacciona diciendo, “hay
hombres malos y mentes perversas, no te confíes, recuerda que estás sola”. Al
fin llego a mi destino, lejos de casa, ¡que bendición¡. ¿Con que recuerdos
volveré a subirme al bus de regreso? , recojo mi maleta y me dispongo a
averígualo, adiós bus contaminante, gracias por el aventón.



